¿Convencerme? Sí, gracias.

La gente odia que traten de convencerla de algo. “Es mucho más sencillo seguir con las ideas de siempre, si dejo que traten de convencerme me arriesgo a que lo consigan, y eso haría que tenga que cambiar mis esquemas, por no hablar de que tendría que reconocer que todo este tiempo he estado equivocado”.

He recibido varias críticas, privadas y sin mala intención, pero igualmente críticas, que dicen que en mis reflexiones trato de convencer a los demás de que piensen igual que yo… y es cierto, pero no veo que tiene de malo. Debatir, escuchar los argumentos de los otros y exponer los tuyos. Tratar de convencer a los demás, con la esperanza de que ellos traten de convencerte a ti, porque así es como se llega a nuevas conclusiones y se renuevan las antiguas y lo más importante así es como llegamos a acuerdos y conseguimos entendernos entre nosotros de otra forma nos quedamos estancados en nuestras viejas ideas, nos volvemos cerrados de mente, y acabamos siempre en pleno desacuerdo con los demás.

Muchas veces discutiendo con alguien (y digo discutiendo en vez de debatiendo porque ya nos estamos encarnizando) siempre hay alguien que se mete por medio y suelta el típico y odioso “Ya está bien, cada uno que piense lo que quiera”. NOO!!! ¿Cómo voy a elegir la forma de pensar que más me gusta si aún no he escuchado todas las opciones? ¿Cómo voy a crear mi propia forma de pensar al respecto si aún no conozco las formas de pensar de los demás? Claro que pensaré lo quiera, por eso mismo debo conocer y entender todas las opiniones al respecto, solo así podré ser justo al crear mi propia opinión.

Es cierto, a veces resulta pesado que alguien ande detrás de ti tratando de convencerte de lo mismo de siempre… pero no creo que sea mi caso, pues yo no obligo a nadie a escucharme o leerme, ni voy “predicando” de casa en casa.